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sábado, 29 de septiembre de 2012

Mirando dentro del Cristo de la Expiración.

Mucho ha cambiado la hermandad de la Expiración de Écija, para muchos la hermandad de los Estudiantes, si tenemos en cuenta que se fundó en el siglo XVI para dedicarle culto a una imagen de Nuestra Señora de la Encarnación, que apenas un siglo más tarde aprobó nuevas reglas donde recogía la veneración del Cristo de la Expiración y que, más tarde, se sumaron la Virgen de los Dolores y, ya en el siglo XX, Nuestro Padre Jesús de las Misericordias.

Cristo de la Expiración - Pedro Roldán
www.pasionensevilla.tv
Muchos historiadores del arte consideran precisamente al Cristo de la Expiración como la obra maestra de la imaginería de la ciudad. Fue tallada en madera de cedro, alcanzando la efigie divina 1'73 metros de altura. Su cuerpo se ajusta a una cruz arbórea, destacando su patética cabeza, la mirada suplicante y su boca entreabierta. Este trabajo cumbre del barroco sevillano parece que fue una de las pocas obras completamente talladas por el gran Pedro Roldán, autor de otras impresionantes obras como el Nazarno de la hermandad de la O,  el Cristo de las Misericordias de Santa Cruz o de algunas de las figuras del retablo del Entierro de Cristo en el Hospital de la Caridad, todas en Sevilla.

El Cristo de la Expiración viene hoy a nuestro blog por un documento histórico que a buen seguro a muchos aficionados a la Historia les llamará la atención.  Hace unos treinta años aproximadamente, esta imagen tuvo que ser restaurada, trasladándose para ello al Palacio de los Duques de Almenara Alta, en la calle Mármoles. Los trabajos descubrieron un pequeño hueco en la espalda donde se leía una frase escrita con grafito en su interior: "Pedro Roldán guarde Dios como desee", que borraba cualquier posible duda sobre su autoría.

Todos aquellos que amamos la Historia sabemos que son instantes como el anterior los que despiertan la vocación de historiador. Esa fracción de segundo en la que tomas conciencia de que nadie puede encontrarse en una situación tan privilegiada como la tuya. Ser el primero en hallar los restos de antepasados sepultados durante miles de años, en pasar tus dedos por legajos cerrados durante siglos o en leer la frase escrita del puño y letra de un insigne escultor en el interior de una imagen. La Historia no es una biblioteca llena de anaqueles, con un bibliotecario miope y con millones de libros cubiertos por centímetros de polvo. La Historia es una ciencia viva que no se encarga de vivir del pasado sino de hacer revivir lo pasado.

Inscripción interior del Cristo de la Expiración de Écija



BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel: "Restauración del Cristo de la Expiración de Écija, obra de Pedro Roldán", en Laboraorio de Arte, nº 12. Sevilla 1999, pp. 163-169.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Las 32 aldeas de Écija.

Cuando se produce la conquista cristiana de la ciudad de Écija y gran parte de la población musulmana abandona la ciudad, una de las prioridades de los nuevos gobernantes es la repoblación del término con  habitantes cristianos que explotaran las tierras circundantes. Este proceso que se repite en cada ocasión que los cristianos se hacían con nuevas tierras quedaba recogido a través de los libros de repartimientos, donde eran registrados las medidas tomadas en cada nueva ciudad dominada: reparto y entrega de tierras, delimitación del término, organización urbana,...Es a través de esta fuente histórica de primer orden mediante la cual conocemos la existencia de 32 aldeas alrededor del núcleo urbano.

Libro de Repartimiento de Écija (1263).
Estas aldeas recibían sus correspondientes aranzadas de tierra según su importancia, además de, según los casos, dehesas o tierras de comunes. De este modo, Écija se artículaba como una comunidad de villa y tierra, es decir, una villa mayor rodeada de pequeñas aldeas bajo su control que lograba repartir la responsabilidad repobladora entre el concejo de la villa y los beneficiarios de los donadíos, esto es, concesiones de tierras a personas o instituciones.

Realmente, no todas las aldeas llegaron a consolidarse como núcleos de población. En parte porque muchos de los beneficiados por los donadíos no tenían una relación estrecha con la ciudad, no eran repobladores en el sentido estricto, sino miembros de la administración o militares que liquidaron sus bienes en cuanto tuvieron oportunidad. Por ello, pocas aldeas (Monclova, Arenales,...) fueron capaces de consolidar su poblamiento.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
MITRE, E., La España Medieval. Madrid: Istmo, 1999.
GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M., "Repoblación y repartimiento de Écija" en Actas del I Congreso sobre Historia de Écija. Bimilenario Colonia Augusta Firma Astigi. Tomo I. Écija: Ayto. de Écija, 1988.
 


lunes, 17 de septiembre de 2012

La cruz siempre marca el lugar.

Después de la toma de la ciudad de Écija por las huestes cristianas de Fernando III en mayo de 1240 se estableció en la ciudad una comisión de expertos con el fin de poner en marcha el repartimiento y la división del nuevo núcleo en manos cristianas. En el caso de Écija los partidores fueron dos: Martín de Fitero, arcediano de Córdoba, y un tal don Simón, que figura como alcalde de la villa.

Durante la Edad Media en el urbanismo fue habitual tomar como referencia la disposición romana de muchas de las ciudades. De este modo, la disposición en cruz heredada de la presencia romana (cardus y decumanos) se convertía ahora en una cruz latina como símbolo de la fe cristiana.

Con la participación de otros colaboradores (partidores, escribanos, medidores, vecinos de las collaciones,...) el recinto urbano de Écija quedó dividido en cuatro sectores diferentes en torno a las cuatro parroquias existentes inicialmente en la ciudad: San Juan, Santa Cruz, Santa Bárbara y Santa María. Apoyándose en los ejes romanos, mantenidos durante la presencia musulmana, se trazó una cruz imaginaria: Santa Cruz (pie), San Juan (brazo izquierdo), Santa María (brazo derecho) y Santa Bárbara (cabecera).


Ver Organización en Cruz en un mapa más grande



jueves, 6 de septiembre de 2012

El primer cristiano de Écija.

Triunfo de San Pablo - Parque San Pablo, Écija.
Nos permitirá nuestro lector que hoy titulemos nuestra entrada con una evidente licencia literaria porque del protagonista de este capítulo no sólo desconocemos si realmente fue el primero o de los primeros ecijanos convertidos por el apostol San Pablo, sino que además existen algunas dudas sobre la propia presencia de Pablo de Tarso en nuestra ciudad.

La leyenda y la realidad se mezclan, por tanto, en la vida de Probo, primer obispo de Écija. Saulo convertido ya en Pablo de Tarso llega a Hispania alrededor del año 63 d.C. después de ser absuelto tras dos años de prisión. Desembarcó en Tarragona (aunque otros lo sitúan en Cádiz) y, recorriendo toda la península, parece que llegó hasta Astigi.

Acogido por Probo, que ocupaba un cargo judicial importante en la ciudad, y su esposa Xantipe, Pablo logró la conversion a la nueva religión de un considerable número de vecinos, entre ellos sus anfitriones. Antes de su marcha, Pablo nombró a Probo como primer obispo de la ciudad. Sin embargo, su mandato fue tan breve (tanto Probo como su esposa y su cuñada fueron víctimas de las grandes persecuciones contra los cristianos) que aún hoy existen dudas historiográficas para considerarlo a él o a su sucesor, San Crispín, como el primero de los obispos de la diócesis ecijana.


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
Noguera Rosado, J. J., "Cristianización de Astigi: San Pablo. Diócesis Astigitana" en Actas del I Congreso sobre Historia de Écija Bimilenaria Colonia Augusta Firma Astigi: Écija, 1989.