1TWEET

1TWEET: "Hoy nuestro blog Écija Historia cumple cuatro años" (04/03/16)

sábado, 23 de julio de 2016

Écija andalusí (III): arquitectura militar.

Almudena Gómez Granados (Écija, 1997). Estudiante del Grado de Arqueología en la Universidad de Sevilla. También antigua alumna en el IES San Fulgencio y en el Conservatorio Elemental de Música Fray Juan Bermudo. Principiante en el mundo de la arqueología y con aspiraciones a conocer en profundidad la historia romana y andalusí. Esta serie está basada en un trabajo de clase para la asignatura Historia Medieval.

Écija se caracteriza por unas malas condiciones defensivas en su emplazamiento. Está ubicada en el fondo de un valle y como barrera natural defensiva solo limita con el río Genil al este. Pero su ingeniería militar es una prueba del valor que tuvo el hecho de levantar el recinto amurallado para combatir tales condiciones. Este recinto se remonta en torno a principios del siglo XIII o segunda mitad del siglo XII.

Al derribar la muralla edificada por los romanos (de piedra blanca y de piedra roja y con estatuillas de mármol entre cada almena) construyen un cinturón amurallado que sigue el modelo de las fortificaciones del Magreb. Se compone de lienzos compuestos por cajones de tapial construidos con los encofrados de madera (tabiya), de aproximadamente 1,80 m de grosor con varias torres de planta rectangular. Paralelo al mencionado lienzo se construye un antemuro o barbacana, y seguido de este un foso o cava.

En la obra de al-Himyari se nos da a conocer la expedición enviada por Abd al-Rahman I al mando de su hayib Badr ben Ahmen para someter a los ecijanos y derrotarlos, como también ordena la demolición de las murallas y el puente, quedando solo sus cimientos. Según el escritor Ibn Idhari, como citamos anteriormente, casi un siglo después Almanzor manda reparar tal puente aportando grandes reservas económicas. Se cree que, en torno a este momento, de igual manera, es cuando comienzan a construirse las nuevas murallas almohades, concretamente alrededor del siglo XII, cuando se financia la fortificación de otros recintos en la península. Si concretamos, en el año 1147 los almohades se apoderan de la cuenca del Guadalquivir donde tiene lugar la reconstrucción total.

El adarve estaba formado por un tapial de hormigón de casi 2 m de altura desarrollándose en lienzos con curvas cóncavas y convexas. Se conservan treinta y seis torres de planta rectangular, las cuales están precedidas de un vestíbulo en el cual una escalera conduce a una terraza almenada. Junto a la barbacana se hallaba un foso o cava, que da nombre actualmente a la calle donde se encontraba. Esta se llenaba de agua, y en la salida de cada una de las puertas del recinto se podía atravesar este foso mediante un puentecillo.
Torre en la calle Sevilla | Foto: Almudena Gómez

Cuatro puertas principales abrían el recinto fortificado musulmán de suaves pendientes: Bad-al-Kantara o Bad-al-Wadi (al este, la del Puente o el río), Bad-Usuna (al sur, que conducía a Osuna), Bad-Risk (al oeste, llamada actualmente Puerta Cerrada) y Bad-as-Suwaika (al norte, actualmente conocida como Palma) en donde se encontraba un pequeño mercado clave para la ciudad. En la mencionada puerta del Puente se conserva parte de la muralla integrada en las viviendas actuales, en las cuales puede observarse restos del parapeto de 9,20 m de altura con sus tapiales de hormigón. La puerta de Osuna se encontraba en el ángulo suroeste, en cuya plazoleta actual se conserva la disposición acodada donde se encontraría tal puerta.
 
También, entre otras puertas, pudieron existir la del Sol, la de Estepa y la del Agua, destinada esta última para proveer al alcázar de agua desde el Genil.

Para la fortificación de la ciudad se estableció además una torre a la entrada del puente que comunica con el camino hacia Córdoba. Su desaparición no está datada, pero se cree que pudo ser derruida por los continuos desbordamientos del río Genil.

Torre en Plaza de Colón | Foto: IAPH
Este cinturón amurallado desapareció en gran medida tras la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa. Actualmente estas murallas permanecen desfiguradas, pero sí puede apreciarse parte de la barbacana, o alguna torre rectangular con la cámara abovedada en forma baída y una escalera, a excepción del alcázar que fue derribado por el mal estado de conservación. 

(*) Bibliografía de la serie en el último número.

Próximo  número de Écija andalusí. IV. Población, economía y conclusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario