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jueves, 31 de mayo de 2012

De compras en la Écija del siglo XVI.

La economía de Écija durante la Edad Moderna se articuló en torno a dos ejes principales. Por un lado, la venta de productos agrícolas y ganaderos procedentes del entorno más cercano a la ciudad. En segundo lugar, la comercialización de productos elaborados. En este caso, los gremios se encargaban de controlar la calidad de las manufacturas, de establecer los precios y horarios y de abastecer a los vecinos de los objetos demandados.

El Afilador - Antonio Puga.
En las ciudades amuralladas, como lo era Écija, un lugar habitual para los negocios lo constituían las puertas de acceso al interior del recinto fortificado. Junto a las puertas se ubicaban tajones de carne, aunque en ocasiones existían otro tipo de comercio. Por ejemplo, en Puerta Osuna se celebraba el rastro del ganado y durante bastantes años se concentró en Puerta Cerrada la venta de paja, esparto, madera y leña.

A pesar de todo, la zona comercial más importante era el centro de la ciudad, la plaza mayor. Alternándose con edificios administrativos y religiosos, se abrían un sinfín de pequeños puestecillos regentados por artesanos bajo los soportales. También existían pequeños tenderetes que exponían al aire libre productos alimenticios, aunque no siempre en las mejores condiciones. El ajetreo se extendía a las calles aledañas. En la calle de la Caza (hoy María Guerrero) se ubicaban las Carnicerías Reales, las Pescaderías Reales, el Alfolí de la Sal (antiguo despacho y almacén de la Sal) y la Casa de Armas.

Dos hombres en la mesa - Velázquez
El propio callejero actual es testimonio de los negocios que se concentraban en esta área de la ciudad. En las proximidades de la plaza podemos encontrar las calles Cintería, Platería o, hasta principios de siglo, Zapatería (actual calle Mas y Prats). Los oficios eran casi infinitos: herreros, cerrajeros, alfareros, jaboneros, sombrereros, esparteros,...Otros nos son desconcidos. Los freneros fabricaban frenos para las monturas, los jubeteros que elaboraban jubetes, una prenda de cuero utilizada por los soldados, los carpinteros de "lo prieto", dedicados a trabajos en basto, o de "lo primo", encargado de altares y retablos.

La Puerta del Puente constituía un buen lugar de descanso después de una jornada de compras. La Plaza de los Mesones (Plaza Giles y Rubio) concentraba la mayoría de estos establecimientos que servían de parada y fonda para los viajeros. La afluencia de visitantes aconsejó la eliminación de la estructura acodada de la puerta de la muralla. Para el paseo se abrió una alameda cercana al río que ha llegado a nuestros días con la misma función (Parque San Pablo). Para otros quehaceres (¡!) también se ubicaba en esta zona de la ciudad la Casa de la Mancebía donde estaban obligadas a ejercer su profesión las prostitutas del núcleo urbano.

Vista panorámica de Écija del siglo XVI



BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
MARTIN OJEDA, M., Los Nombres de las Calles de Écija. Écija: Martín de Roa, 2007.
MARTÍN OJEDA, M., Miguel de Cervantes. Écija: Martín de Roa, 2005.

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