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martes, 15 de septiembre de 2015

La Resurrección del Greco

Cristo Resucitado | Foto: Ciberécija.com
La Hermandad del Resucitado de Écija remonta sus orígenes a finales del siglo XVI en la misma Parroquia de Santa Cruz que hoy es su sede canónica. Sus primeras reglas fueron aprobadas en 1601 sucediéndose varios siglos de historia de la cofradia hasta que, como muchas otras, desapareció durante la crisis del mundo de las hermandades alrededor de 1850, cuando dejó de procesionar. Habría que esperar al siglo XX para que se refundara la Hermandad. Entre finales de los setenta y comienzo de los año ochentas, repareció la hermandad que volvió a procesionar, primero con la imagen de Jesús Resucitado y, a partir de 1988, también con María Santísima de la Alegría. 

Resurreción del Greco en el Prado
Una de las primeras medidas que tuvo que tomar la Junta de Gobierno de la Hermandad fue la restauración de la imagen de Cristo Resucitado, lo que fue encargado al profesor de Bellas Artes, Ricardo Comas. La vinculación de Comas con la ciudad era muy estrecha. Durante su trayectoria profesional había tallado la imagen de María Santísima de las Misericordias de la Hermandad de San Juan, pintado la Capilla Sacramental de la Iglesia de Santa María o esculpido la imagen de Santa Ángela de la Cruz. En 1981 se llevaron a cabo los trabajos de restauración de la Imagen que Ricardo Comas acompañó con una serie de conclusiones. El Cristo Resucitado es una obra anónima del siglo XVI a partir de la restauración se especuló con la posible autoría de Domeniko Theotokopoulos, el Greco.

No somos nosotros los más indicados para decir lo que hay de cierto en esta atribución, ni mucho menos, ni tampoco es el objetivo de esta entrada. Realmente, sólo queremos poner de manifiesto, aunque parece que la relación Resucitado - Greco es una vinculación descartada, cuáles son las semejanzas entre la imagen ecijana y la única escultura de la que se ha demostrado con total certeza la autoría del artista cretense.

Entre 1595 y 1598, el Greco realizó un tabernáculo y una custodia para el altar provisional del Hospital Tavera en Toledo que debía estar coronado por un Cristo Resucitado de unos cuarenta y cinco centímetros de altura. La talla de madera policromada es muy parecida a la pintura de la Resurrección que alberga el Museo del Prado. Tanto la imagen toledana como el Resucitado de Écija, muestran una figura alargada, al modo manierista, con un rostro sereno. Adelanta uno de sus pies, de forma más exagerada en el Resucitado de Tavera, ayudando al espectador a percibir la profundidad, y eleva uno de sus brazos. Las encarnaciones son muy claras, con tonos casi blancos, a excepción del color negro de sus cabellos. El Resurrecto del Greco aparece completamente desnudo, algo no muy acorde con los ideales de la Contrarreforma, mientras que la figura ecijana se cubre con un paño de pureza. 




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