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En el centro del cuadro aparece Carlos IV, rey de España entre 1788 y 1808. Goya, pintor de cámara del monarca, realizó esta obra en torno a 1800 como retrato de la familia real. Junto al monarca, su esposa María Luisa de Parma y, a la izquierda del espectador, su sucesor, el Príncipe de Asturias, el infante Don Fernando, cuya difícil relación con su progenitor le llevó a conspirar en varias ocasiones para provocar la caída de su propio padre.
En realidad, el reinado de Carlos IV estuvo marcado por enormes dificultades. Problemas económicos, desprestigio de la monarquía, división entre tradicionalistas y reformistas, y, sobre todo, la Revolución Francesa. Apenas unos meses después de su proclamación como nuevo monarca, estallaba el alzamiento revolucionario en el país vecino y Carlos IV se vio obligado a cerrar fronteras para evitar la influencia liberal convirtiendose su reinado en una fase de transición entre Antiguo y Nuevo Régimen.
Las dificultades comenzaron desde el principio. De hecho, cuando se solicitó a las ciudades celebrar la proclamación del monarca, el esfuerzo económico de la mayoría de éstas fue supremo. En nuestra ciudad, que como otras recibió una Real Cédula en la que les apremiaban a celebrar las fiestas incluso antes que se honrara la memoria del monarca anterior fallecido en diciembre de 1788, los problemas atrasaron la celebración hasta junio del año siguiente.
Mirador de Benamejí (Pza. de España) |
Confirmados los actos, una comitiva recorrió la ciudad anunciando el programa de fiestas en cada una de las puertas de la muralla mientras iban arrojando monedas de plata al pueblo. La procesión cívica constituía uno de los actos centrales y en ella el gran honor consistía en portar y hacer tremolar el pendón real, lo que recayó en el marquesado de Peñaflor. No obstante, otras familias hicieron gala de su poder económico. Por ejemplo, el marqués de Benamejí al paso del pendón lanzó al aire un bando de tórtolas con las palabras "Viva Carlos" enlazadas en sus patas. Además otorgó donaciones y limosnas al pueblo que, por otro lado, participaba en las festividades a través de los gremios.
Las calles y casas fueron engalanadas, principalmente la Plaza Mayor que, como hemos visto en otras entradas (De compras en la Écija del siglo XVI), constituía el centro de la vida política, social y económica. Las casas-mirador de la nobleza fueron decoradas con colgaduras y luminarias, se construyeron arcos de triunfo y se levantaron balcones y tribunas para ondear el pendón. También fueron engalanados los cuarteles, usando retratos de los nuevos monarcas, y una estructura de arquitectura efímera en estilo neoclásico ocultó y embelleció la fachada de las Casas Capitulares.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
FERNÁNDEZ MARTÍN, Mercedes., "Fiestas en Écija por la proclamación de Carlos IV" en Laboratorio de Arte. Sevilla: Universidad de Sevilla, 1998.
Me ha gustado mucho la descripción del cuadro y además, me ha servido para estudiar porque lo estoy dando en clase. Saludos
ResponderEliminarLos alumnos de jecator sabemos mucho de esto...
ResponderEliminarJecator...¡qué buena persona! Criaturita
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