En 1315, Doña María de Molina, esposa de Sancho IV, madre del fallecido Fernando IV y abuela del monarca reinante Alfonso XI, donó a su despensero mayor, el judío don Moisés "una canal yerma para en que fagades açenna de pan de moler" junto al río Genil "en la casa que dizen del Batan". Una aceña era un molino de río del tipo de rueda vertical, similar al que se conserva en el río Guadalquivir a su paso por Córdoba y a otros similares con las que lindaba en la ribera del Genil y que también habían sido donadas por doña María de Molina, como la de Urraca Martínez que terminó en manos de Yusuf de Écija o la de Cuatro Piedras, propiedad de Nuño Pérez, abad de Santander.
Después de construida la aceña, en 1325 don Moisés la vendió en Valladolid por 3.000 maravedíes a doña María de Novoa, abuela materna de doña María Coronel, una de las figuras más famosas de las tradiciones y leyendas de Sevilla. En el contexto de las luchas nobiliarias del periodo bajomedieval, tanto el padre como el esposo de doña María Coronel mueren decapitados por orden del rey Pedro I, contra el que se habían sublevado.
Después de construida la aceña, en 1325 don Moisés la vendió en Valladolid por 3.000 maravedíes a doña María de Novoa, abuela materna de doña María Coronel, una de las figuras más famosas de las tradiciones y leyendas de Sevilla. En el contexto de las luchas nobiliarias del periodo bajomedieval, tanto el padre como el esposo de doña María Coronel mueren decapitados por orden del rey Pedro I, contra el que se habían sublevado.
Doña María Coronel pierde su familia y su patrimonio, y según cuenta la leyenda, perseguida por el monarca, se refugia en el convento de Santa Clara. Con la llegada al trono de Enrique II, Doña María consigue recuperar parte de su patrimonio y decide fundar un nuevo convento, el monasterio de Santa Inés en Sevilla, al que dona, como recogen documentos conservados en el monasterio, parte de sus bienes recuperados, aunque no incluía la aceña del Batán.
El molino se incorpora a las posesiones del monasterio a la muerte de su fundadora alrededor de 1409 pero nohabrá noticias nuevas sobre el molino hasta el último tercio del siglo XV, coincidiendo con la polémica surguida en el seno de la Orden sobre la concepción de la Regla de San Francisco. El monasterio pasa a depender del Ministro General de la Orden en Roma donde se toman varias decisiones importantes, como el nombramiento como abadesa de Isabel de Guzmán por el Papa Sixto IV. Precisamente, Luis de Valbuena, un trotero al servicio de la nueva abadesa, recibe del Ministro General de la Orden Franciscana una carta confirmando contrato por el que el Monasterio de Santa Inés arrendaba al trotero el molino por dos vidas. Tres años más tarde, en 1475, recibirá carta del Papa Sixto IV aprobando la cesión por tres vidas, según un Inventario de 1479, como pago por su "ydas que fue a Roma por doña Ysabel, abadesa de dicho monasterio".
Las noticias sobre la aceña y su vinculación al monasterio sevillano de Santa Inés desaparecen a partir de la muerte de Luis de Valbuena en 1492, cuando el molino pasa a manos de Pedro de Alés en las mismas condiciones aunque deja de aparecer en los sucesivos inventarios que se confeccionan en las décadas siguientes, posiblemente perdida por el convento como ocurrió con otras propiedades en el Aljarafe, Carmona o Huelva.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
RODRÍGUEZ LIÁÑEZ, Laureano, La aceña del Batan: una propiedad en Écija del monasterio sevillano de Santa Inés en Écija en la Edad Media y Renacimiento. Sevilla: Ayto.de Écija, 1993.
El molino se incorpora a las posesiones del monasterio a la muerte de su fundadora alrededor de 1409 pero nohabrá noticias nuevas sobre el molino hasta el último tercio del siglo XV, coincidiendo con la polémica surguida en el seno de la Orden sobre la concepción de la Regla de San Francisco. El monasterio pasa a depender del Ministro General de la Orden en Roma donde se toman varias decisiones importantes, como el nombramiento como abadesa de Isabel de Guzmán por el Papa Sixto IV. Precisamente, Luis de Valbuena, un trotero al servicio de la nueva abadesa, recibe del Ministro General de la Orden Franciscana una carta confirmando contrato por el que el Monasterio de Santa Inés arrendaba al trotero el molino por dos vidas. Tres años más tarde, en 1475, recibirá carta del Papa Sixto IV aprobando la cesión por tres vidas, según un Inventario de 1479, como pago por su "ydas que fue a Roma por doña Ysabel, abadesa de dicho monasterio".
Las noticias sobre la aceña y su vinculación al monasterio sevillano de Santa Inés desaparecen a partir de la muerte de Luis de Valbuena en 1492, cuando el molino pasa a manos de Pedro de Alés en las mismas condiciones aunque deja de aparecer en los sucesivos inventarios que se confeccionan en las décadas siguientes, posiblemente perdida por el convento como ocurrió con otras propiedades en el Aljarafe, Carmona o Huelva.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
RODRÍGUEZ LIÁÑEZ, Laureano, La aceña del Batan: una propiedad en Écija del monasterio sevillano de Santa Inés en Écija en la Edad Media y Renacimiento. Sevilla: Ayto.de Écija, 1993.
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