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jueves, 10 de enero de 2019

Justo Morterero: buen padre, esposo y maestro


Cuatrocientos kilómetros separan la ciudad de Écija de la pequeña población de Trijueque, poco más de mil habitante, en la comarca de la Alcarria, provincia de Guadalajara. Allí nació y fue bautizado Justo José en septiembre de 1886, cuando nadie podía imaginar que su vida terminaría varias décadas más tarde, a punto de cumplir los cincuenta años, en el centro de la Campiña sevillana.

Justo, Morterero por parte de padre y Felipe por parte de madre, nació en el seno de una familia de la burguesía agraria de la región. Aquello le permitió recibir instrucción y en 1911 conseguir el título de Maestro a través de la Escuela Normal. No obstante, después de un tiempo como maestro auxiliar en Rentería (Guipúzcoa) decidió cruzar toda la península para trasladarse a Ceuta donde su hermano tenía una joyería. Justo conoció en Ceuta a Isabel, su futura esposa, con la que se casó en 1922 y con la que tuvo cuatro hijos. Además, a través de su matrimonio se convertía en concuñado de David Valverde, afiliado socialista que llegó a ser alcalde ceutí y fue fusilado durante la Guerra Civil, y de Emilio Millán, miembro de UGT y depurado tras la contienda.

Como su tía María, Justo era partidario de la renovación pedagógica que defendía la “Escuela Nueva”, que intentaba impulsar una educación basada en el interés de los alumnos a los que intentaba dotar de una posición activa en el aprendizaje. En 1924 fue nombrado maestro en Machinventa en Beasaín (Guipuzcoa), después en Rebollosa de Hita (Guadalajara) para estar cerca de su enferma madre y, después del fallecimiento de ésta, en 1933, en Écija. Como miembro de la FETE (Federación de Trabajadores de la Enseñanza) impartió curso de alfabetización a los adultos de la ciudad en la Casa del Pueblo.

El estallido de la guerra le sorprendió en Écija y, a pesar de que le pidieron que abandonara la localidad, Justo consideraba que no había cometido delito alguno para tener que huir a Portugal como le habían aconsejado. Un militar conocido de Ceuta, temiéndose lo peor, decidió llevárselo a la Remonta para evitar que lo fusilaran. Aprovechando la ausencia del militar, los falangistas sacaron del cuartel para trasladarlo a un edificio municipal. A finales de agosto, fue fusilado acusado de actos propagandísticos contra la Iglesia. Fue su hija Carmen la primera que recibió la noticia cuando le llevaba comida a su presidio. Durante varios días su hija ocultó la noticia a sus hermanos y a su madre, que embarazada de un quinto hijo, abortó tras recibir la fatídica suerte que había corrido su padre. Su cuerpo fue arrojado a una de las fosas comunes del cementerio municipal y su nombre figura en el monumento en homenaje a las víctimas de la Guerra Civil erigido en nuestra ciudad.



Absurdamente, después de haber sido fusilado, Queipo de Llano, General Jefe de Ejército Sur, suspendió de empleo y sueldo a Justo, y se le ordenó que contestara urgentemente a un cuestionario sobre su vida política y sindical. Su viuda, Isabel, escribiría una carta a su hermana en la que se preguntaba: ¿Por qué lo mataron si era un hombre honrado, buen padre, buen esposo y buen maestro? 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
www.todoslosnombres.org
www.pablomorterero.blogspot.com
www.gentesdeguadalajara.blogspot.com

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