Nos guste o no en la Iglesia, como en otras instituciones o empresas, las altas dignidades han sido las primeras en no cumplir los preceptos que ellas mismos predicaban. Seguro que podríamos encontrar ejemplos variados a lo largo de la historia de una institución que es más antigua que la propia España, pero en este caso nos centramos en un hecho acontencido en el siglo VI.
En aquella época, la Iglesia estaba dominada por los prelados de origen visigodo. A través de las actas del I Congreso de Sevilla enviadas a Pegasio de Écija, ausente del sínodo porque se trataban temas de su propia diócesis, conocemos del supuesto mal obrar de su antecesor, Gaudencio.
Aunque hoy en día nos pueda extrañar, la Iglesia disponía en aquel entonces de sus propios esclavos, sometidos a su poder. Pues bien, Gaudencio decidió de motu proprio liberar a los siervos eclesiásticos para convertirlos en esclavos de sus familiares o, en el mejor de los casos, de liberarlos. En el Concilio de Sevilla celebrado en torno al año 590 se decidió volver inmediatamente a la situación anterior. Los esclavos cedidos a parientes volvieron a ser siervos de la Iglesia y los liberados adquirieron el estatus de "idonei", un estrato superior al de esclavos.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
ALONSO AVILA, A. "Astigi, Sede Episcopal Visigoda. Notas sobre Onomástica" en Actas del I Congreso de Historia de Écija. Écija: Ayuntamiento de Écija, 1988.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
ALONSO AVILA, A. "Astigi, Sede Episcopal Visigoda. Notas sobre Onomástica" en Actas del I Congreso de Historia de Écija. Écija: Ayuntamiento de Écija, 1988.
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