
Los mozárabes, cristianos que se mantuvieron en territorio de Al-Andalus, constituyeron una minoría respetada por las autoridades andalusíes al menos hasta la llegada de los almohades. Cuando se decidió el lugar de construcción de la mezquita de Córdoba se hizo sobre la anterior basílica visigoda de San Vicente pero tras pactarse con los mozárabes una cantidad de dinero. En Écija, junto a la mezquita aljama, situada en el entorno de Santa Cruz pervivió también la anterior iglesia visigoda. En realidad, la sede episcopal ecijana se mantuvo a pesar de la llegada de los conquistadores musulmanes y permaneció integrada en el seno de la archidiócesis sevillana.
El respeto de los gobernantes a la minoría mozárabe no significaba que no se diesen fricciones. En realidad, eran las propias de una comunidad minoritaria con una cultura, unas tradiciones y un credo diferente al de la mayoría de la población. Es más, cuando los mozárabes volvieron a convivir con otras comunidades cristianas fueron protagonistas de diferentes herejías fruto de la estrecha relación que habían mantenido con judíos y musulmanes durante siglos.
El respeto de los gobernantes a la minoría mozárabe no significaba que no se diesen fricciones. En realidad, eran las propias de una comunidad minoritaria con una cultura, unas tradiciones y un credo diferente al de la mayoría de la población. Es más, cuando los mozárabes volvieron a convivir con otras comunidades cristianas fueron protagonistas de diferentes herejías fruto de la estrecha relación que habían mantenido con judíos y musulmanes durante siglos.
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