Santiago Posteguillo en Italia | Foto: teinteresa.com |
Editorial: Ediciones B
1. Africanus. El hijo del cónsul (2008).
2. Las Legiones Malditas (2008).
3. La Traición de Roma (2009).
La trilogía de Escipión ha sido la más exitosa de las sagas de novela histórica de los últimos tiempos. Sin duda, el mérito y el éxito del autor Santiago Posteguillo, filólogo y lingüista, radica en unir el entrenimiento con el profundo conocimiento de la civilización romana y con una narrativa contundente. Como podemos deducir del título, las tres obras se centran en la vida, ascenso, éxito y caída de Publio Cornelio Escipión, "Africanus" pero en ellas también se narra la vida de otros personajes históricos: Anibal, Catón, Quinto Fabio Máximo, Graco, Plauto,...
Llama la atención las similitudes entre la vida del oficial romano y del enemigo más temido de Roma, el cartaginés Anibal que atemorizó con sus tropas a Roma durante varias décadas. De hecho, una de las virtudes de la trilogía de Posteguillo es la excepcional recreación de las batallas. Pero no sólo eso, sino también la de transmitir la realidad de la vida política, la de las intrigas en el Senado, la de la vida familiar en aquella época y, la de otros aspectos como el de las tradiciones romanas. Para conseguirlo, Posteguillo nos hace acompañar a Escipión desde sus primeros años hasta su muerte en tres libros, a cual mejor: Africanus, Las Legiones Malditas y la Traición de Roma.
En Africanus, el Hijo del Consul, vivimos la adolescencia de Publio Cornelio Escipión y los avances de un joven Anibal que pone en jaque a la República romana. El general cartaginés se convierte en el gran protagonista de este primer volumen, narrándose hechos como el asedio a Sagunto, la batalla de Tesino o el archiconocido paso de los Alpes con sus tropas. El autor consigue transmitirnos al mismo tiempo la simpatía por el militar norteafricano y el terror que despertó entre los romanos. Y todo eso, sin dejar de compadecernos por la tragedia de la familia Escipión ni de alegrarnos por los primeros logros de Publio Cornelio en Hispania.
Los éxitos del militar romano continúan en el segundo número de la trilogía: las Legiones Malditas, a pesar de que debe conseguirlos al frente de unas legiones desterradas por Roma tras su huida del campo de batalla en Cannae. Escipión demuestra su genio como militar, sin esconder su carácter orgulloso y ambicioso, comandando las legiones malditas a una controvertida campaña en el norte de África que concluye con la entrevista con Anibal y la batalla de Zama.
La historia concluye en el tercer tomo, la Traición de Roma, en la que se cuenta la caída del militar, y como la familia Escipión, que tanto había hecho por la Roma republicana, fue traicionada terminando con el exilio del gran Publio Cornelio Escipión. En paralelo, las peripecias de Anibal, también repudiado por el Senado cartaginés y sus constantes intentos de derrocar al poder romano. La obra tiene el detalle de profundizar en un aspecto que casi nunca se trata: Anibal tras la batalla de Zama.
ESCIPIÓN Y ANIBAL EN LA HISTORIA
Las Guerras Púnicas enfrentaron a las dos grandes potencias marítimas del Mediterráneo: Roma y Cartago, durante más de cien años, siendo el origen principal el conflicto de intereses entre ambas potencias por hacerse con el control del Mediterráneo. Entre el 264 a.C., inicio del enfrentamiento, y 146 a.C., año en el que finaliza la Tercera Guerra Púnica, se vive un cambio en el equilibrio de poderes de tal modo que la gran potencia del Mediterráneo Occidental (Cartago) había dejado paso a la nación emergente (Roma) que terminó conquistando todas las posesiones cartaginesas y arrasando la propia Cartago.
Durante el conflicto, Anibal despertó el terror entre los romanos. Según la leyenda asumió la jefatura del ejército tras jurar a su padre odio eterno a Roma y protagonizó hechos memorables. En la Segunda Guerra Púnica atravesó los Alpes y derrotó a las legiones romanas en Tesino, Trebia, Trasimeno o Cannae. Tras la batalla de Zama, intentó reconstruir el poder de Cartago elegido como sufete pero perseguido por los romanos y sin el apoyo de la oligarquía púnica, tuvo que refugiarse en la corte de Antioco III de Siria.
El contrapunto romano a Anibal fue el general Publio Cornelio Escipión, Africanus. Participó en las derrotas de Tesino y Cannae, y a la muerte de su padre y su tío en las campañas en la península Ibérica, se hizo cargo de las legiones romanas en aquella región, consiguiendo controlar la zona al vencer en la batalla de Ilipa. En la campaña en el norte de África (batalla de Zama incluida) derrotó a Anibal y firmó un acuerdo de paz con Cartago que reconocía la pérdida de la hegemonía en el Mediterráneo. Posteriormente, acompañó a su hermano, Lucio Cornelio Escipión en las campañas contra Antioco III para asegurar también el Mediterráneo oriental.
La historia concluye en el tercer tomo, la Traición de Roma, en la que se cuenta la caída del militar, y como la familia Escipión, que tanto había hecho por la Roma republicana, fue traicionada terminando con el exilio del gran Publio Cornelio Escipión. En paralelo, las peripecias de Anibal, también repudiado por el Senado cartaginés y sus constantes intentos de derrocar al poder romano. La obra tiene el detalle de profundizar en un aspecto que casi nunca se trata: Anibal tras la batalla de Zama.
ESCIPIÓN Y ANIBAL EN LA HISTORIA
Las Guerras Púnicas enfrentaron a las dos grandes potencias marítimas del Mediterráneo: Roma y Cartago, durante más de cien años, siendo el origen principal el conflicto de intereses entre ambas potencias por hacerse con el control del Mediterráneo. Entre el 264 a.C., inicio del enfrentamiento, y 146 a.C., año en el que finaliza la Tercera Guerra Púnica, se vive un cambio en el equilibrio de poderes de tal modo que la gran potencia del Mediterráneo Occidental (Cartago) había dejado paso a la nación emergente (Roma) que terminó conquistando todas las posesiones cartaginesas y arrasando la propia Cartago.
Durante el conflicto, Anibal despertó el terror entre los romanos. Según la leyenda asumió la jefatura del ejército tras jurar a su padre odio eterno a Roma y protagonizó hechos memorables. En la Segunda Guerra Púnica atravesó los Alpes y derrotó a las legiones romanas en Tesino, Trebia, Trasimeno o Cannae. Tras la batalla de Zama, intentó reconstruir el poder de Cartago elegido como sufete pero perseguido por los romanos y sin el apoyo de la oligarquía púnica, tuvo que refugiarse en la corte de Antioco III de Siria.
El contrapunto romano a Anibal fue el general Publio Cornelio Escipión, Africanus. Participó en las derrotas de Tesino y Cannae, y a la muerte de su padre y su tío en las campañas en la península Ibérica, se hizo cargo de las legiones romanas en aquella región, consiguiendo controlar la zona al vencer en la batalla de Ilipa. En la campaña en el norte de África (batalla de Zama incluida) derrotó a Anibal y firmó un acuerdo de paz con Cartago que reconocía la pérdida de la hegemonía en el Mediterráneo. Posteriormente, acompañó a su hermano, Lucio Cornelio Escipión en las campañas contra Antioco III para asegurar también el Mediterráneo oriental.
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