HISTORIA DE LA MÚSICA PROCESIONAL (I)
José Font Marimont, Manuel Font Fernández y Manuel Font de Anta |
La marcha procesional surge a finales del siglo XIX como acompañamiento musical de los cortejos religiosos para lo que se inspiraba en otro tipo de músicas que tenían un objetivo similar, como las marchas militares o los pasodobles. Las marchas fúnebres se vinculan con la corriente del Romanticismo y, de hecho, los primeros acompañamientos musicales eran adaptaciones de obras de autores clásicos como Beethoven, Wagner o Chopin. Poco a poco surgieron las primeras creaciones compuestas especialmente para la Semana Santa como la "Pobre Carmen" (anterior a 1893) de Eduardo López Juarranz pero, sobre todo, "Virgen del Valle"(1898) de Vicente Gómez-Zarzuela y "Marcha Fúnebre (La Quinta Angustia)" (1895) de José Font Marimont, iniciador de la saga musical de los Font.
"Marcha Fúnebre: La Quinta Angustia" - José Font Marimont
José Font Marimont era un militar nacido en un pequeño pueblo de Gerona que muy joven ingresó en el Regimiento Militar de Soria 9 del que llegó a ser Músico Mayor (director). "La Quinta Angustia" es una composición elegante, sobria y llena de matices que además introducía por primera vez un fuerte de bajos. De la instrumentación se encargó su hijo Manuel Font Fernández, director de la banda municipal de Sevilla. Por aquel entonces ni él, ni su padre, podían imaginar la importancia que adquiriría su apellido en la historia de la música procesional. Manuel Font Fernández continuó la labor de su padres y además de la instrumentación de composiciones de otros autores, firmó en 1928 "La Sagrada Lanzada", un bello poema sinfónico que evocan la escena del Gólgota y la muerte de Jesús.
Con "La Sagrada Lanzada" comenzaba a hablarse de sinfonismo en la marcha procesional, es decir, la marcha fúnebre se convertía en un poema musical con un carácter descriptivo, y Manuel Font Fernández se elevaba como eje vertebrador de los Font, por su condición de padre del más destacado autor de la familia, su hijo Manuel Font de Anta, y por encargarse del arreglo de la mayor parte de las composiciones de los Font. Manuel Font de Anta es autor de sólo cuatro marchas procesionales pero de tal calidad que por méritos propios está entre los autores más importantes de la música cofradiera: "Camino del Calvario" (1910), "La Caridad" (1915), "Soleá, dame la mano" (1918) y "Amarguras" (1919).
"La Sagrada Lanzada" - Manuel Font Fernández
"Soleá, dame la mano" constituye un caso único de la música procesional, ejemplo de la música nacionalista de la época y de influencias impresionistas. Esta impresión en forma de marcha está dedicada "A los desgraciados presos de la cárcel de Sevilla" e inspirada en una saeta cantada por un preso al paso de la Esperanza de Triana.
Soleá dame la mano
a la reja de la carse
que tengo muchos hermanos
huérfanos de pare y mare
Famosa es la anécdota que cuenta como el genial compositor ruso Igor Stravinsky visitó la ciudad de Sevilla coincidiendo con su Semana Mayor en 1921. Al presenciar el paso de la Virgen del Refugio por la Puerta de la Carne a los sones de "Soleá, dame la mano", el creador de "La Consagración de la Primavera" o "El pájaro de fuego" sentenció "estoy escuchando lo que veo y viendo lo que escucho".
"Soleá, dame la mano" - Manuel Font de Anta (interpretada por la Filarmónica de Londres)
Sólo un año después, Manuel Font de Anta creaba el himno de la Semana Santa sevillana (y podríamos decir que andaluza): "Amarguras". Este poema sinfónico cuenta con un guión escrito por el propio autor "En la calle de la Amargura" en el que describe el significado de cada tema y que explica la libertad de su forma, aunque en líneas generales respetaba la estructura clásica con la salvedad de incluir dos tríos en vez de uno y una saeta final. Tras la introducción, comienza el primer tema basado en el de la marcha "A la memoria de mi padre" (1899) de Font Fernández. El segundo motivo es dulce y sereno, inspirado en la conversación de San Juan y la Virgen, al que le sigue el tercer tema (o segundo trío) que primero en pianissimo, después con la coral en fortíssimo evoca los rezos de los creyentes. Antes de finalizar se escuchan de nuevo los compases del primer tema. El cortejo de la calle de la Amargura desaparece y se escucha una saeta final interrumpida por las campanas. Teniendo en cuenta lo conocida que es la marcha hemos pensado que sería más interesante aquí presentar los diferentes temas por separados.
"Amarguras" - Manuel Font de Anta. Tema principal.
"Amarguras" - Manuel Font de Anta. Primer trío.
"Amarguras" - Manuel Font de Anta. Segundo trío.
Una marcha tan emblemática como "Amarguras" no estuvo exenta de polémicas e incógnitas. Más allá de su título correcto (Amargura o Amarguras) o de las veces que tuvo que insistir Font Fernández a su hijo Manuel para que finalmente compusiera la obra, la mayor de las polémicas estuvo ligada a la verdadera autoría de la marcha. Esta controversia estuvo alimentada por los descendientes de José Font de Anta que durante años defendieron que el verdadero autor tanto de "Amarguras" como de "Soleá, dame la mano" fue su padre. Sin embargo, hoy por hoy todos coinciden, por las características de la obra, en señalar a Manuel como el compositor de ambas marchas, sin descartar la posibilidad de que tanto su hermano como su padre le hubiera ayudado a lo largo del proceso creativo.
Puestos de los Font en el Informe Écija Historia, ranking de marchas más interpretadas. |
María Santísima de la Amargura (Magna Mariana).
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