HISTORIA DE LA MÚSICA PROCESIONAL (III)
El estallido de la Guerra Civil sumió a España en una época oscura, tiempo difíciles que también afectaron a la Semana Santa. Algunas cofradías dejaron de hacer estación de penitencia y en el mundo de la música cofradiera, las compsociones estrenadas se redujeron en número, desapareciendo bandas de música y llegando años complicados para los compositores. Con la Guerra también se rompe con el camino iniciado por López Farfán y con el estilo rítmico y alegre del músico de San Bernardo. Las marchas cofradieras son obras dramáticas y de melodías tristes no exentas de calidad como "VI Dolor" (1938) de Manuel Borrego, o ya en la posguerra "Jesús de las Penas" (1943) de Antonio Pantión, "Hiniesta" (1945) de Martínez Peraltó y "Cristo del Buen Fin" (1948) de Luis Lerate.
"Cristo del Buen Fin" - Luis Lerate
Entre todos ellos destacó sobre manera el toledano Emilio Cebrián, el más valorado entre los autores de música para bandas, compositor de exitosos pasodobles ("Churumbelerías", "Ragón Falez"), suites para banda ("Una noche de Granada"), marchas de concierto ("Evocación") y marchas procesionales. Coo director de la banda de municipal de Jaén, cuya historia no se concebiría sin el papel de Cebrián, contribuyó a la marcha cofradiera siguiendo una línea similiar a la de López Farfán pero sin el destacado papel que éste reservaba a las cornetas, lo que en realidad significaba abrir una nueva línea compositiva. Así vieron la luz "Cristo de la Sangre" (1941), "Jesús Preso" (1943), "Macarena" (1943) y, muy especialmente, "Nuestro Padre Jesús" (1935) marcha dedicada a la hermandad del Abuelo de Jaén, que incluye el himno de Jaén obra del propio Cebrián en su trío y que hoy por hoy puede ser la partitura de música procesional más extendida en los repertorios de las bandas de música españolas.
Emilio Cebrián |
"Nuestro Padre Jesús" - Emilio Cebrián
El mismo año en el que Cebrián estrenaba "Nuestro Padre Jesús", un joven jiennense músico militar, Pedro Gámez Laserna componía su primera marcha: "Santísimo Cristo de la Misericordia" (1935). Entre Córdoba y Sevilla, entre los Regimientos de Lepanto y de Soria 9, Gámez Laserna gestó un nuevo tipo de marcha con preciosas melodías, magnífico tratamiento del contrapunto, una completísima instrumentación y la introducción de una bellísima saetilla final llevada a cabo por los instrumentos de viento madera, y cuyo primer y mejor ejemplo es "Saeta Cordobesa" (1949), aunque con diferentes modificaciones repitó en "María Santísima del Subterráneo" (1961) y, sobre todo, "El Cachorro - Saeta Sevillana" (1967) y "Sevilla Cofradiera" (1972).
"Saeta Cordobesa" - Pedro Gámez Laserna
"El Cachorro - Saeta Sevillana" - Pedro Gámez Laserna. Saeta y final.
"El Cachorro - Saeta Sevillana" - Pedro Gámez Laserna. Saeta y final.
"Sevilla Cofradiera" - Pedro Gámez Laserna. Saeta y final.
Sin embargo, la marcha de mayor éxito en la trayectoria de Gámez Laserna es "Pasa la Virgen Macarena" (1959), su primera composición tras ser nombrado director de la banda de Soria 9 en 1957. Inspirándose en la estructura de "La Estrella Sublime" (1925), Gámez Laserna parió una marcha sublime que se ajusta a la perfección a la idiosincracia de la Hermandad de la Macarena y a la del palio de la Esperanza. Tras una introducción dominada por las cornetas, el tema principal sigue contando con el protagonismo de las cornetas hasta llegar al pasaje central que, a diferencia de la marcha de López Farfán no está ocupado por un fuerte de bajo sino por un fragmento elegante y suave. La parte más bella de la marcha es el trío final, en la primera repetición con el protagonismo de los metales y el acompañamiento de viento madera marcando el ritmo y en la segunda con una saeta que se eleva por encima del resto de la banda.
Otra de las grandes composiciones de la marcha procesional también se dedicó a la Esperanza Macarena con motivo de su coronación canónica: "Coronación de la Macarena" (1964) de Pedro Braña. El músico asturiano se encargó desde 1944 de la dirección de la banda municipal de Sevilla y como compositor produjo un corpus musical de gran delicadeza gracias a su profundo sentimiento religioso y su propia concepción del género con un estilo elegante y rebosante de lirismo que impregnan todas sus obras, caso de "Angustia" (1945) o "Nuestra Señora del Patrocinio" (1951). Pedro Braña también es autor de una original marcha "Cofradías Sevillanas" (1983), un popurrí del género en el que Braña une fragmentos de grandes marchas: "Amarguras", "Jesús de las Penas", "Ione", "Virgen del Valle", "La Estrella Sublime" y "Coronación de la Macarena".
Pedro Gámez Laserna |
"Pasa la Virgen Macarena" - Pedro Gámez Laserna
Pedro Braña |
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