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lunes, 9 de abril de 2012

Un pintor ecijano en la Catedral de Madrid.

Catedral de Ntra. Sra.de la Almudena, Madrid.
A pesar de que el origen de la catedral madrileña de la Almudena puede situarse en una pequeña iglesia del siglo XIV-XV, su pertenencia a la archidiócesis de Toledo, hizo que sólo a partir de 1868 se comenzara a plantear la necesidad de un templo catedralicio, más aún cuando en 1885 León XIII aprueba a través de una bula la fundación de la diócesis de Madrid-Alcalá. Sin embargo, habría que esperar hasta 1993 para que el Papa Juan Pablo II consagrara el templo.

Proyectada como una catedral neogótica, comenzó a edificarse por la cripta en un estilo neorrománico, que cuando se reanudan los trabajos en 1950, después de décadas paralizados, pasa a ser gótico en el interior y neoclásico en el exterior. Interrumpida de nuevo su construcción a mediados de  los sesenta, sólo la fudación de un patronato en 1984 consiguió la financiación necesaria para culminarla definitivamente. Estas idas y venidas han convertido a la catedral de la Almudena en un edificio ecléctico, de "neo-estilos" que se superponen, incluso para algunos estudiosos, un edificio sin alma, cuya decoración es obra de diferentes artistas del siglo XX, entre ellos el "ecijano" Cesáreo Cambronero.
Cripta de la Catedral de
Ntra. Sra. de la Almudena

Cambronero, aunque nacido en Cerezo de Henares (Guadalajara) en 1922, fue ecijano de adopción. De hecho, fue nombrado hijo adoptivo de nuestra ciudad en 1993 a título póstumo, un año después de su fallecimiento. Conocido como "el pintor de Écija", su trabajo no se quedó en una única temática y realizó paisajes, retratos, escenas taurinas, temas mitológicos, bíblicos y religiosos.


Evidentemente, este último es el tema de su obra para la catedral de la Almudena, un mural de más de 3x2 metros de dimensiones, pintada al fresco y encargada para decorar una capilla de la cripta por el prócer ecijano Joaquín de Soto Hidalgo. Fue ejecutada bajo la dirección de Cambronero en 1977 y representa a la Virgen del Pilar que desciende del cielo para curar a un enfermo español que se encontraba en la  Clínica Madonina de Milán. En los ángulos de la zona inferior San Isidro Labrador y San Joaquín. En sintonía con el marco arquitectónico, Cambronero muestra un evidente eclecticismo de complejas técnicas como el dorado o el repujado. La obra denota su profunda formación autodidacta y su aprendizaje de las técnicas, composiciones, efectos,...a partir de las obras de los grandes maestros expuestas en el Museo del Prado.



PÉREZ CALERO, G.: "En torno al muralismo contemporáneo. Una obra madrileña de Cesáreo Cambronero" en Laboratorio de Arte. Sevilla: Universidad de Sevilla, 1988.

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